martes, 30 de junio de 2009

Pequeño texto extirpado en la proximidad de las narices:

Pues bien la cercanía de las narices nos a puesto en la tentación de aproximarnos, de tomarnos en el rebase de la línea que nos muestra oblicuos a la vista, tan borrosa y tan próxima de una figura que se escapa atiborrada de la mirada… mirada entre pelos púas, estancias de pochochos, y cabelleras pendiendo de óvalos.. Mirada que emana de su mirada, lo ausente y latiente. Como si el centro de su mirada, el foco, el punto de fuga no se presentara a la vista, vista, ciega de lo latiente, borroso, rebalsado, ajeno, y en la transformación metamórfosica, de las cintas de hilos de carne, que se entrelazan como erizos de pestañas de pez ondulante por las temperaturas acústicas, sobre volando por debajo de la piel, abriendo los poros de los ojos, rojos que inhalan y perciben al camino de sangre que conmemoran y memorizan los cuerpos.

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